Esta mañana he ido a comprar el periódico al kiosco habitual al que suelo acudir y estaba cerrado. Un símbolo inequívoco de que la segunda quincena de agosto es una de las preferidas por los "comerciantes" para echar el cierre a sus negocios varios y descansar cara al nuevo curso. Aunque pueda parecer que en esta quincena la gente ya va volviendo a la normalidad y se va preparando para la vuelta al cole, yo creo que con el puente de agosto son muchos los que, no terminan, sino que empiezan sus vacaciones.Lo que da de si los días o las horas del verano, sobre todo, si no tienes obligaciones que hacer y el calor que aprieta fuera te impide salir de las cuatro paredes custodiadas por el aire acondicionado. Con decir que ayer tarde mi marido y servidor terminamos viendo la película Xmen. Fue en una de esas sobremesas en la que estás harto de los programas en los que la gente sólo grita y en los que la parrilla televisiva tampoco te ofrece otras muchas más alternativas(y mira que cada vez tenemos más canales) que no pasen por Amar en tiempos revueltos. Debo reconocer que no soy muy dado a las películas de ciencia ficción y de superhéroes, sacándome de Batman, pero me apetecía algo liviano para el cuerpo y que no me hiciera pensar mucho. Y creo que una película que habla de la convivencia de unos seres mutantes(o con poderes) en el mundo real, en el que una sección de los mutantes le quieren declarar la guerra a los normales, porque estos quieren etiquetarlos como seres extraños y altamente peligrosos, era la idónea.
Con es ta película se ponía fin a dos días en los que mi habíamos experimentado la sensasión de estar casados pero, de repente, con dos hijas adolescentes a nuestro cargo. No, no es una pesadilla en Navidad, somos nosotros con la visita en casa de mi cuñada(Laura, de 15 años) y de mi sobrina(Lorena 11 años). Decidimos hacer esta reagrupación familiar el miércoles noche porque el jueves decidimos pasar el día en la playa juntos. Tras los días de nubes y tormenta incluida, nos apetecía un poco de sol y playa, y en esta ocasión disfrutarlo en familia. Y a la Cuesta que nos fuimos con una maleta cargada de bocadillos y aperitivos, así como con una nevera de refrescos, agua, Sunnys y colacaos fresquitos. La verdad es que disfrutamos de un buen día de playa, tranquilo y con unas estupendas temperaturas, que se prolongó hasta la jornada del viernes por la tarde, ya que las niñas volvieron a quedarse a dormir en casa.
Destacar de esa cena la estupenda dorada a la plancha que preparamos para cenar, cortesía de mi hermana Eva, y que nos hizo delirar a servidor y mi esposo sobre la mesa. Este tipo de pescados asados me hacen siempre retroceder unos cuantos años en el pasado, a mis veranos en Conil siendo yo un niño cuando mi padre iba al puerto y traía al camping besugos o borriquetes para hacerlo a la plancha.
Tras estos días de más ajetreos, por llamarlos de alguna manera, afronto, querido diario, un nuevo fin de semana, el penúltimo de mis vacaciones, sin muchos planes a la vista. La calor vuelve a apretar sobre la ciudad y mi marido trabaja hoy y mañana. Supongo que aprovecharé, ahora que este se marcha a hacer un poco de deporte y a mí no me apetece, para retomar a Valentina y esa historia que comenzaba a tomar forma, pero que en las últimas jornadas la he tenido un poco abandonada. Luego tendremos que hacer la compra y no sé si esta noche haré una escapada al cine para ver Mi refugio, la última película de FranÇois Ozon, mientras mi marido sale de trabajar y volvemos juntos a casa. Mañana, me imagino, nos espera otro día tranquilo de domingo con limpieza incluido y así se irán sucediendo los días, con alguna escapada playera, hasta mi vuelta al trabajo. Con decir que lo más novedoso que me espera en las últimas jornadas es pasar la ITV de mi coche el próximo martes o tramitar en el ayuntamiento mi cambio de domicilio en el empadronamiento. Aunque creo que también hay por ahí en medio de la semana que viene la opción de irnos dos días a la playa.
Supongo que ya hay ganas de que la rutina habitual vaya entrando en mi vida. No estoy mal, pero no soy persona de estar demasiado tiempo parada. Creo que cuando tienes obligaciones disfrutas más, o al menos te lo propones, de tu tiempo libre. Cuando este te sobra, entre ver lo que haces para llenarlo y valorar si realmente estás disfrutando de tu tiempo se te pasan los días comiéndote la cabeza. Es que los humanos somos muy complejos. Yo creo, fíjate, que si nos hubiesen programada en nuestros cuerpos menos funciones y tecnologías puntas(para aquella época) seríamos más felices.
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