miércoles, 4 de agosto de 2010

Día 21(De una boda...)

Retomo, querido diario de verano, la terraza como lugar de confidencias en una de mis mañanas de verano. Son las 9:55 horas y hace apenas 20 minutos que acabo de desayunar. Ayer falté a mi cita contigo pero tras una "perra" jornada de lunes en la que mi vida o parte de ella, sobre todo la vespertina, giró en torno a un sofá y un portátil, ayer martes tuve una jornada más entretenida y eso que apenas salí de casa, mi barrio o la ciudad.
Mi marido vuelve a estar de vacaciones. Bueno, rectifico, para los mal pensados, lo que disfrutó hace unos días fue de su permiso matrimonial, ahora pilla parte de sus vacaciones de verano y el resto a principios del mes de septiembre con el fin de poder pasar un fin de semana con mis padres que aprovechan la primera quincena para irse a la playa. Pues eso, que desde ayer mi esposo me acompaña en el estado de estar de vacaciones y pasamos una jornada veraniega juntos muy fructífera.
Por la mañana, como ya es habitual, y tras visitarnos mi padre para retocar algunas faltas en la pintura del salón provocadas por la instalación del aire acondicionado o el intento de meter un sofá por un pasillo por el que apenas cabía, nos dirigimos al gimnasio un poco más tarde de lo habitual. Como era de esperar este estaba lleno, más o menos, de los niñatos que están de vacaciones permanentes desde el mes de junio y que pululan por las instalaciones sin saber muy bien a dónde ni para qué ir. Mucha testosterona suelta en una misma sala.... uy, acaba de pasar un inmenso abejorro...
Tras proveerme en el Mercadona de un bote de salsa yogur(una de mis predilecciones), otro de salsa rosa, por si las moscas, y de un bote de piña colada(uno de nuestros descubrimientos en Fuerteventura) volvimos a casa para preparar el almuerzo. Ayer tocó pez espada o sucedáneo, que ahora no me acuerdo, con unas patatas chips, todo ello acompañado por una ensalada al gusto del chef(mi marido) que estaba bastante buena.
Para reposar la comida un poco de Toy Story 1, que dejamos a medias para cumplir, tras varios días de ausencia, con nuestros compromisos matrimoniales. Pequeña siesta por mi parte, ya que no fumo, y al volver a la vida real y dejar atrás la onírica, comunicado de que Marta Franco(una amiga) y su novio(Jose) venían de visita a casa. Dicen que de una boda sale otra boda, pues bien, Marta contrae matrimonio el próximo día 25 de septiembre. Un enlace muy diferente y distante del nuestro ya que este se rige por los cánones más tradicionales con los compromisos y obligaciones que ello conlleva, ya que en muchas ocasiones este tipo de boda se convierten más en la boda de las familias(a su gusto) más que la boda de los propios contrayentes. Cerca de 200 invitados, misa en la capilla de Los Estudiantes y celebración en una hacienda de Mairena del Alcor. Allí estaremos con ellos...
Ayer retomamos, tras una cena a base de pizza en la terraza, posterior a una visita a Carrefour, la última temporada de Nip-Tuck, una de las series que compartimos mi marido y yo, es decir, que solemos ver juntos. Para los que no la conozcan, la serie cuenta la vida de dos cirujanos plásticos de éxito en la meca de la silicona y la superficialidad. Tras muchos tumbos durante seis temporadas, esta última se presenta, a simple vista, como la decadencia de las estrellas del bisturí. Cansados de tanta superficialidad y de una "perfect life" Sean y Cristian parecen abocados a ir cuesta abajo, sin frenos y pocas ganas de hacerlo. A ver cuál es el desenlace de esta historia que nos ha mantenido en vilo, con muy buenos guiones, como tónica general, durante los últimos años. En el capítulo de ayer, una chica guapa,ex modelo, quiere saber lo que siente siendo una chica fea o normal. Quiere que no la miren por su belleza y cuando, tras un accidente de tráfico premeditado, se le deforma su bello rostro, comprende que prefiere que la miren, aunque sea por ser guapa, a que le gente la vuelva la mirada. Paradojas del destino que predominan en la vida real, como el caso de un chico que ha estado en coma durante 20 años y se ha perdido todos los años de su juventud. Cuando despierta ya tiene 40 años y quiere vivir el tiempo perdido. En coma o sin él, muchos han sentido o hemos sentido esta necesidad de recuperar lo que no hemos tenido y ahora ansiamos con poseer.
Mañana volveré a darte un descanso, caro diario estival, pero lo más seguro es que partamos rumbo a Doñana para pasar unos días de camping en la playa. Los planes, muy sencillos: sol, playa, tranquilidad y mucha lectura de verano. A la vuelta, si no hablamos antes, ya te contaré...

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