Ha nacido Valentina. No, ni he sido padre por ahora ni mi hermano ha vuelto a hacerme tito, bueno más que mi hermano, mi cuñada, que es la que dentro de muy poco volverá a traer un nuevo Ricardo al mundo.No. Valentina es la protagonista de una historia que en estos días de vacaciones, los últimos, comienza a tomar forma. Hace unos días me propuse el inicio de una novela, relato o lo que surja surgido en una jornada de sobremesa en casa de La Wini(quien ya se ha puesto manos a la obra en sus pretensiones de dejar de fumar). Pues ese proyecto, por ahora, sigue adelante y estoy retomando las sensasiones que sentía hace años cuando empezaba a escribir y mi imaginación no me dejaba parar. Si te soy sincero, querido diario, tengo la idea base de lo que es la historia pero me estoy dejando llevar por lo que va surgiendo sin un rumbo fijo, o sí, y ahora, por ejemplo, estoy escribiendo sobre el pasado de la protagonista, es decir, su infancia y su familia, para así contextualizarla y poder definir mejor el personaje a través de su entorno.En esto dedico en estos días mis jornadas estivales en las que no hay playa de por medio, además de a navegar por internet, la lectura, que también ocupa parte de mi tiempo, el deporte o el visionado de series de televisión en plan tranquilo en casa bajo el frescor del aire acondicionado.
La otra noche cerramos una temporada, una época, al ver el último capítulo de la serie Nip/Tuck. Tras siete temporadas de aventuras y desventuras para Sean y Cristian, la serie ha llegado a su fin con una final, bajo mi gusto, muy soso y ñoño para la que ha sido la serie con unos de los guiones más elaborados que he visto hasta la fecha.Nip/tuck ha sido una serie de temporadas brillantes y otras más bien flojas. Y tras el brillo de la quinta temporada, la sexta y la séptima han ido en picado a la ver que decaían en sus vidas personales y laborales los dos afamados cirujanos.
Ahora me centro en Los Tudors, en su tercera temporada, donde el rey Enrique VIII de Inglaterra se enfrenta a los católicos más recalcitrantes del norte de Inglaterra y a un aparentemente idílico matrimonio con la reina Jane, su tercera esposa, tras decapitar a Ana Bolena y abandonar a su primera esposa, la que también fuese mujer de su hermano. Cuando acabe con esta, creo que retomaré Californication, en su segunda temporada, tras un intento fallido hace unos meses cuando aún vivía en Sevilla o inicie Roma; una serie que tanto mi marido como yo tenemos ganas de ver y no sé si será una de esas que veamos juntos o cada uno por su lado.
El cielo, hoy martes, sigue encapotado y las temperaturas más livianas. Algo que nos ha hecho cambiar de idea sobre la posibilidad de pasar el día en la playa con mi sobrina y mi cuñada. Habrá que esperar para ver si, como anuncian las predicciones, el jueves el tiempo mejora y podemos hacer esa escapada. Mientras tanto, hoy, como la de ayer, se presenta como una jornada tranquila y más casera. Por la mañana, tras un desayuno que aún no he hecho, haremos nuestra rutinaria visita al gym y por la tarde tendremos que hacer una nueva escapada a Carrefour para hacer la compra ya que el frigorífico y la despensa comienzan a dar bocados y presentan algunas carencias básicas.
Esta mañana, querido diario, estoy menos inspirado y apenas me salen las palabras con sacacorcho. No siempre se levanta uno verborreico y con mil historias que contar. Supongo que mi cuerpo ya se va adaptando o tomando forma a la idea de que las vacaciones pronto van a tocar a su fin. No es que se me hayan o se me estén haciendo cortas, pero el día 30 ya lo tengo ahí a la vista, cada vez más cerca, y me tengo que hacer a la idea. Porque, aunque creo que ya necesito un poco de actividad en mi vida, cuando llegue esa fecha, como nos pasa con casi todo, echaré de menos mis vacaciones y empezaré a contar los días que faltan para la próxima en la que quizás nos hagamos una escapada a las islas griegas. Ayer noche, en Callejeros Viajeros, emitieron un reportaje sobre Grecia y sus islas y la verdad es que el paisaje es una maravilla. Dicen que sus playas, no todas, son las mejores de Europa y no lo dudo un ápice a tenor de las imágenes que vi ayer con ese agua turquesa y esos paisajes idílicos para unas vacaciones. Pero para eso aún queda un trecho y ya sabemos que la vida da muchas vueltas y con ella nuestra mente, nuestras ideas y nuestros gustos.
Pero para reportaje el que vi hace dos noches en Canal Sur. En esta ocasión iba sobre bodas y no tuvieron más tino que elegir, por arquetípicas, una boda china por una parte y una medio boda gitana en la ermita del Rocío por otra. No sé cual de las dos era más experpéntica, respetando,claro está, sus costumbres y tradiciones. Viendo este tipo de reportajes y teniendo en cuenta que cada uno vive su boda como quiere, cada vez estoy más orgulloso de la boda que tuve, porque realmente era la boda que en este momento de mi vida quería. ¿Se necesita algo más para casarse que la persona amada, un oficiante como el que yo llevaba, mis testigos y el cariño de la gente que realmente te quieres? No. Lo demás es puro teatro o, como yo pienso, ganas de tapar o de suplir con superficialidades algunas carencias más importantes y fundamentales para dar el sí quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario