martes, 10 de agosto de 2010

Día 27(En alerta naranja)

Cuánto te he echado de menos, querido diario...

Acabo de regresar de pasar cinco días en la playa, en Doñana, donde hemos estado de acampada en el Camping Doñana(toda una tradición ya de esta nueva familia que acaba de iniciar su andadura oficial). Aunque parezca mentira y los que se han quedado en la ciudad durante estos días en los que la alerta naranja por altas temperaturas ha sido una constante no se lo crean, la ola de calor también ha llegado a la costa onubense. No recuerdo, de todos los años que llevo acampando por la zona, haber pasado unas noches más calurosas y bochornosas que las que he pasado en este 'stand by' veraniego. Claro está, con la diferencia de grados que proporciona estar alejado del asfalto de la gran ciudad y bajo la sombra de un hermoso pinar.
Como te decía, ya es una tradición que en agosto nos dediquemos unos días a desconectar del mundanal ruido pasando unos días de acampada en un paraíso que para nosotros tiene nombre propio: Doñana. ¿Se puede disfrutar más de un baño con unas vistas como las del parque nacional de Doñana? ¿Y de una puesta de sol con ese paisaje marino de fondo?
En fin, que como ya es tradicional, en estos días, en los que la televisión y el portátil no tienen cabida, sólo hay tiempo para el sol, el mar y la lectura. Por ello no es de extrañar que tras cinco días de esta terapia, me haya leído las 240 páginas del libro La vida Extrema de Juan Adriansen y casi la totalidad de otra novela, Atajo al paraiso de Teresa Solana. Dos obras de corte muy distintos, como de dimensiones, pero que me han causado o me están causando una buena impresión como lector. De Adriansen puedo decir que este personaje, más conocido por sus acaloradas tertulias televisivas, no me esperaba que escribiese tan bien una novela de corte histórica sobre la vida de un poeta homosexual en plena corte de Felipe II, que arrasaba con su belleza entre los nobles y no tan nobles de la época. Al final el escritor te deja con la duda de si realmente la historia de este Gonzalo de Celada, que así es como se llama, fue realmente así o hay en la novela más parte de ficción que de documentación.
En cuanto a Solana, lo que leo es una novela más corta y de fácil lectura veraniega que cuenta la investigación para esclarecer el asesinato de una afamada escritora la noche que le acaban de entregar el premio más importante de su vida. Una historia de enredos en la que las casualidades son el hilo conductor de la misma.
Volviendo a la escapada playera...A pesar de la calor y que por culpa de esta en muchas ocasiones el cielo se nublaba, creo(y mi marido lo puede corroborar) que hemos disfrutado de los días de playa más bellos que yo recuerde en los últimos años. El agua, como solemos decir por esta zona, no podía estar más buena, y los atardeceres en la playa eran de lo más bellos y bucólicos. Pero, como la vida en sí, no todo es de color de rosa y durante el fin de semana tuvimos que aguantar como vecinos a cuatro parejas de niñatos-quinquis-aljarafeños que pusieron la nota desagradable, aunque no hayan conseguido empañar nuestros días de asueto. No se puede ser mas mal educado, y no me refiero sólo a decir buenos días o buenas noches, y tener menos sentido del saber estar que el que tiene esta plebe que se extiende, desgraciadamente, por nuestra geografía. En el momento en el que por tú divertirte no respetas el descanso de las personas que te rodean, es una auténtica falta de respeto que ellos, con su hueca cabeza, no llegan ni a darse cuenta. Si no como se explica que pretendan estar de botellona la noche del viernes y sábado en su parcela, rodeados de otros parcelitas, con más luces que en una verbena y hasta las tanta de la madrugada. Lo normal, como pasó, es que te llamen la atención y tú(ellos) te quedes tocado. Aunque estos elementos tienen el don de saber darle la vuelta a la tortilla y autoconvencerse de que ellos llevan la razón y son "unos artistas" y que los demás somos unos amargados que no sabemos divertirnos. Aunque lo mejor, tanto ellos como ellas, son las perlas que soltaron por esa boca. Ellas, unas lelas mujeres sometidas a sus novios(¡tan jóvenes, por favor!) y ellos unos machistas, anticuados, retrógrados y desagradables que sólo hablaban de fútbol y de follar. Prácticas, sobre todo la segunda, que apenas practicaban, por mucho que presumieran de ella. En fin, que espero no encontrarme con ellos nunca más en la vida, porque como vea a un cani-niñato... matooooooooooo.

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