domingo, 28 de agosto de 2011

Esto se acaba

Domingo 28 de agosto, último día de vacaciones. Esto se acaba y no quería dejar pasar el último día de mis vacaciones para cerrar, como debe ser, este blog que durante mi periodo de descanso ha sido el hilo conductor entre nosotros. Sí, lo sé, que en las últimas semanas el hilo ha estado un poco descolgado y comunicando, pero soy de la opinión de que las cosas hay que hacerla con ganas y si en estas semanas no he escrito demasiado es porque, quizás, no tenía ganas de hacerlo.
Terminan unas vacaciones de las que no me puedo quejar en duración y contenido, ya que he descansado, comitido principal de las mismas, he viajado y disfrutado de la playa. Vamos, lo que se suele hacer en unas vacaciones de verano.
Si algo ha marcado la última parte de mis vacaciones eso ha sido mi viaje a Marsella de una semana. Por primera vez en mi vida salía de las fronteras españolas en un viaje y por primera vez visitaba el país vecino, Francia, y no lo hacía para ir a París, destino estrella de muchos. No, lo hacía para pasar siete días en la ciudad más antigua de Francia y la segunda más grandes del país galo. Estoy hablando, como ya sabeis, de Marsella. Una ciudad para ir descubriendo poco a poco, como la definí durante mi estancia en ella, así como la ciudad de las múltiples vistas. Mi marido le ha dado un 7 a la ciudad, calificación que comparto. Marsella es una ciudad inmensa en extensión, multicultural y muy étnica, ya que por sus calles lo que predominan son negros y moros, muy bien comunicada por bus, metro y tranvía para recorrerla, y con una temperatura muy agradable para el verano. Me quedo con la Marsella del mar, la marítima, la que gira en torno al mediterráneo.La Marsella del Vieux Port, la de las islas de Frioul y el Castillo de If, la de sus calas y Les Calanques, la que se contempla desde Notre Dame de la Garde y la Marsella de las grandes avenidas comerciales. Una semana en la que han convivido a la perfección el turismo de asfalto, el monumental, con el turismo de costa, ya que no ha habido día en el que no haya remojado mi cuerpo en las cristalinas aguas del Mediterráneo. El plan perfecto, al menos para mí, para disfrutar de las vacaciones, ya que no concibo el verano sin playa, y hacer sólo turismo, con estas calores que padecemos, puede llegar a cansarme.
Me ha gustado Sandrine y su piso made in Ikea. Un apartamento muy cuco, alquilado, en el que hemos convivido esa semana, en un edificio bastante antiguo, por cierto, asentado en un barrio, como la propia ciudad, muy moro y negro. No soy racista, Dios me libre, pero es incómodo a veces convivir en estos enclaves, no por nosotros, sino por la actitud tan cerrada que pueden mostrar a veces, sobre todo los moros, estas comunidades hacia los que no son de su círculo.
De Marsella me traigo unas estampas grabadas en mi retina muy bonitas, también en mi cámara, así como, no podía ser de otra manera, jabones, y unas pastas de anis que, por cierto, aún no hemos abierto.
Tras el disfrute y conocimiento de otras ciudades y culturas, ahora toca volver a la ciudad, poner los pies en el suelo, poner fin a las vacaciones y retomar la rutina que dejé parada a mediados del mes de julio. Dejo atrás unas vacaciones muy bien organizadas en las que las dos escapadas que he realizado han estado bien ubicadas en el tiempo para que no se me hagan, al final, muy largas las vacaciones. Vuelvo con las pilas recargadas y con ganas de hacer cosas, aunque antes debo aterrizar en la oficina, en mi ordenador y en mi correo electrónico,para poner al día la actualidad nazarena. Ha sido un placer compartir mis vacaciones con vosotros y seguiremos en contacto en los quehaceres cotidianos de un periodista local.

martes, 9 de agosto de 2011

Día 27. Fly me to the moon

Como quien no quiere la cosa me acerco cada vez más al final de la primera temporada de Mad Men. Todo un acierto, reiterándome en la primera impresión que me causó y compartí en este diario cuando comencé su visionado. Una serie muy recomendable, especialmente para aquellos que, como servidor, nos dedicamos al mundo de la comunicación, ya que, como recordareis, es una serie que habla sobre una empresa de publicidad en los años 60 americanos en pleno despertar de la carrera política de Kennedy. Sólo me quedan dos capítulo y daré por concluida la primera temporada. Creo,según tengo entendido, que a partir de la segunda el visionado será conjunto con mi esposo quien, en estos momentos, hace lo propio con Modern Family en el salón.
Seguimos en una semana muy calurosa y sofocante. Unos calificativos que definen a la perfección cuando anoche a las 11 y media me asomé a mi balcón y sentí una bofetada de calor similar a la que se siente al mediodía pero en plena noche. Así que esta noche he dormido en el sofá cama de mi salón con el aire acondicionado funcionando. Una solución que no me gusta nada, porque las gargantas lo resienten a la mañana siguiente pero que anoche era necesaria. Prefiero dormir recibiendo el aire fresco que entra en algunas noches de verano por la ventana de mi dormitorio. Claro está, cuando el aire corre algo por la calle.
Hoy me he cortado el pelo. Ya lo adelanté ayer como una medida previa a mi viaje de la semana que viene a Marsella. Espero poder llevarme el portátil,así que si la conexión no falla estaré en contacto con vosotros desde el país vecino. Volviendo a mi corte de pelo, me lo he hecho en la peluquería de caballero( me encanta este término y su concepto) Javier Delgado, en pleno centro de la ciudad, quien se ha convertido hasta la fecha en mi peluquero oficial en Dos Hermanas. Tuve que dejar de buscar a mi Antonio de Lebrón, por razones de comodidad y lejanía, para cambiarlo por Javier, otra filosodía de peluquería masculina, pero que no me está desagradando para nada, ni el resultado ni la forma de ejecución. Me gusta como trabaja.
Esta tarde, Javier, otro Javier, nuestro compañero de viaje, acaba de formalizar la facturación en línea y ya tenemos oficialmente billetes para nuestro viaje a Marsella. Ha pasado este mediodía por casa para recoger una guía sobre la Costa Azul y poder echarle un vistazo como ya se lo he echado yo. Vamos ultimando detalles y las ganas, como los nervios y la inquietud, van en incremento a medida que pasan los días. Ya falta una semana oficialmente, un poco menos, para embarcar rumbo a esta aventura por la provenza francesa que espero sea todo un placer para los sentidos. Deseando que todo vaya bien.
Ahora, antes de partir rumbo a la piscina me pondré un rato a leer. Hoy he estrenado nuevo libro. Los silencios del marmol, la última novela de Juan Adriansens. Una persona que quizás sea más conocido por su faceta de colaborador en tertulias radiofónicas y televisivas, por su carís histriónico, pero que yo descubrí el añó pasado como novelista con La vida extrema y no me desagradó. La novela habla sobre un joven restaurador que viaja a Nápoles para restaurar una conocida y polémica capilla cuyo fundador no está excento de rumores por sus coqueteos con la magia o la alquimia. Ya os iré contando sobre ella, pero para eso tengo que seguir avanzando en su lectura...

lunes, 8 de agosto de 2011

Día 26. Chloe

¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar si crees que tu marido te está engañando? No es una pregunta que lance a título personal, es el lema de la película que acabo de ver en esta sobremesa de lunes. Estoy hablando de Chloe, un psico-thriller erótico, no sé si la definición es la más exacta, protagonizado por mi venerada Julianne Moore, en el que Catherine, el personaje que ella interpreta, se ve envuelta en una trama de celos y engaños que ella misma se ha urdido.
Chatherine, una ginecóloga esposa y madre de un adolescente, se enfrenta a la edad madura con muchas dudas, entre las que cobra especial protagonismo la idea de que su marido la está engañando con sus jóvenes alumnas. Esta incertidumbre, nunca confirmada, la lleva a plantearse contratar a una guapa joven que conoce en los baños de un restaurante para que ponga a prueba a su esposo... Lo que pasa a partir de este momento no se sabe muy bien si es realidad o producto de la fantasía, pero lleva a la ginecóloga a un enredo sexual que al final termina dándole la vuelta a la tortilla...
Con cierto regusto a telefilm de sobremesa, Chloe tiene un toque a películas del estilo Instinto Básico, Acoso o Atracción fatal. dejando las puertas abiertas con un final muy ambiguo, medio resuelto, pero que puede hacer al espectador plantearse ciertas dudas respecto a la historia y sus personajes...
En estos menesteres he ocupado el primer mediodía de esta semana de agosto, la segunda, en la que. parece y se está comprobando, los termómetros no nos van a dar un respiro y las altas temperaturas volverán a ser las protagonistas. Aunque claro, ¿qué podemos esperar si estamos en el mes más caluroso del año por excelencia? Lo anormal es que no hiciera calor.
Quiero aprovechar las líneas de este diario para dar la enhorabuena a mi esposo por el almuerzo que me ha regalado hoy. Se va confirmando día día que me he casado con un buen cocinero. Se supera por platos y lo mismo te hace una lasaña de carne exquisita, como hace una semana, que me prepara un rico arroz con pollo, como ha hecho hoy. Envidio ese don para saber dar a los platos el punto que necesita, algo que no sé si sería yo capaz de hacerlo porque poseo uno de los calificativos menos apropiados para la cocina: la impaciencia.
Falta practicamente una semana para que estemos a punto de embarcar rumbo a Marsella. Los nervios y la expectación se van apoderando de mí por momento y por más que miro las guías de la provenza y la costa azul francesa que me he sacado de la biblioteca, creo que no termino de controlar el viaje, aunque claro, hasta que no estemos allí no podremos concretar los destinos o puntos de interés de la zona hacia los que dirigir nuestros pasos. Cada nuevo vistazo a la guía te descubre un punto nuevo que comienza a brillar y uno comienza a agobiarse con si dará tiempo, sin morirnos del palizón, a acercarse a tantos atractivos turísticos.
Viaje que me recuerda que tengo que pasar por la peluquería antes de partir hacia tierras francesas. Con estos pelos no me puedo pasear por una costa en la que se dejan ver en estos días Hugh Jackman o Kate Moss entre otros.
Estos días de vacaciones, este fin de semana, ha sido muy tranquilo. Mato los días viendo cine o series de tv, leyendo, que creo que es el verano que más estoy leyendo, y preparándome para ser un buen escritor, sigo resumiendo el manual Cómo no escribir una novela que me regalaron los Reyes Magos, avanzando y aprendiendo nuevos pasos interesantes. El siguiente, una vez termine su lectura, buscar un tema o historia que me atraiga y darle forma a los conocimientos adquiridos, aunque eso será otra historia que contar.
El fin de semana lo cerró una merienda-cena en casa de Rosa y Antonio, mientras mi marido se enfrentaba ayer domingo a su última jornada laboral previa a sus vacaciones que ya disfruta. Estaba de paso por la ciudad y su casa la Kiki, una vieja amiga, a la que hacía mucho que no veía y con la que compartí una tarde agradeble en compañía de buenos amigos.Nada mejor para cerrar una semana.

viernes, 5 de agosto de 2011

Día 23. Cuando menos pienso sale el sol

Buenas tardes-noche, querido diario de verano. Hoy al llegar a casa de la playa me he encontrado con una grata sorpresa. La planta que compramos hace unos días en una tienda de decoración con varias semillas de pepino está floreciendo. Me voy un día fuera y me encuentro todo un pepinal en mi balcón. Aunque no cantemos victoria tan pronto, ya que aún no he visto el primer pepino. Entonces sí montaré una fiesta, ya que todos tenemos derecjo a una fiesta, según Ikea.
Pues sí, hoy hemos pasado el día en la playa. José Manuel no entraba a currar en el cine hasta las 10 menos cuarto y nos hemos plantado en Cuesta Maneli para disfrutar de una tranquila jornada de playa algo extraña. Extraña porque hoy la marea estaba especialmente baja. Mi marido dice que eso es cosa de la luna. Un detalle que ha provocado que varios todoterrenos plagados de coquineros tomaran la orilla de la playa con sus artilugios para hacerse con el preciado molusco. No es que me hayan molestado los señores, aunque se notaba su presencia, pero si no hubiesen estado, mucho mejor. Eso sí, ofrecían una original estampa de la playa, tirando de sus rastrillos coquineros de uno a otro lado.
La meteorología tampoco ha estado muy centrada, ya que la jornada comenzó con algunas nubes, que desaparecieron al mediodía dando paso a un sol radiante, pero también a un poco de vientoi de poniente con rachas moderadas. Por la tarde, antes de vernirnos, el cielo volvió a encapotarse. y la estancia en la playa, además de que teníamos que emprender la vuelta, ya no era tan placentera como en otras jornadas playeras.
Por lo demás, el día ha estado marcado por nuestra rutina playera: sol, baños de mar, paseos, algunas cabezaditas, que no se ha dormido bien esta noche, y algo de lectura. Me sumerjo en el meollo de la cuestión, en el nudo de La ignorancia de la sangre, el libro que culmina la tetralogía que el escritor Robert Wilson ha escrito sobre Javier Falcón, un inspector de policía de Sevilla. Muy recomendable a todos los que le guste la novela negra o policiaca, sobre todo el libro que inicia la saga: El ciego de Sevilla, una joyita del género que os recomiendo encarecidamente,
Finalmente ayer, antes de la cita con la natación, me vi una peli. Nada del otro mundo: Salidos de cuenta. Una especie de road movie al estilo de Resacón en las Vegas que me hizo mas llevadera la tarde de agosto en casa. A la película se le va la olla en más de una ocasión y no se la cree ni el director, pero es simpática la controvertida relación entre los dos protagonistas, interpretado, uno de ellos, por Robert Downy Jr. Ahora me toca cenar y creo que me engancharé un rato con Atrapa un millón, el concurso de Carlos Sobero en Antena 3.Me estoy aficionando a los concursos de televisión este verano.

jueves, 4 de agosto de 2011

Día 22. Everybody's somebody´s fool

Buenas y calurosas tardes de un 4 de agosto. Por fin el mes cumple con sus expectativas y hoy la mañana ha amanecido con un calor sofocante y agobiante. Debe ser el levante, el viento, que según mis informaciones pega por las costas gaditanas. Jornada de jueves, última con cita piscinal de la semana, después de dos días marcados por una intensa vida social o de relaciones personales. Vamos por parte. El martes tuvimos invitado para almorzar en villa Pako&Meme. Antonio(Juni o Moon), nuestro testigo de boda y cuñado de cariño. Hacía tiempo que no almorzábamos o comiamos juntos. Creo que desde los tiempos en los que habitábamos en el centro Sevilla, pero antes de ayer fue el día del reencuentro. Su media mitad, otra de las personas imprescindibles en estos encuentros familiares, mi hermana de cariño, trabajaba toda la jornada y no pudo estar presente. Creo, y no me equivoco, que pasamos un encuentro muy agradable, como siempre suele ocurrir cuando nos encontramos, en el que triunfó la lasaña de carne que mi esposo preparó para el evento y que sació los apetitos culinarios del invitado. Una de esas citas que se deben repetir, por la importancia de la persona en mi(nuestras) vida(s) y porque son veladas que siempre salen bien.
Ayer miércoles se repitió la jugada pero en esta ocasión éramos nosotros los invitados, en este caso, a cenar a casa de otro amigo, Javier, el abogado, el que el día 16 se va a convertir en compañero de expedición en Marsella. Había organizado una cena a la francesa en la que no éramos los únicos invitados. Nos acompañaron en la mesa en una también agradable velada: Luisa, una compañera suya de trabajo y nuestra en el club e lectura, Inma, amiga de Javier, todo un personaje, y Rafa y Alex, también pareja y amigos del anfitrión. Nos lo pasamos muy bien hasta pasada la madrugada y nos hartamos de comer en una cena muy peculiar culinariamente. Empezamos con melón relleno de un vino francés para proseguir con una ronda de patés, otra de quesos y unas porciones de kish(creo que se escribe así). De postre, helados, de limón y chocolate y nata. Todo ello aderezado con sidra y hasta una copita de champán. Otra velada para repetir, sobre todo por lo bien que se estaba en la terraza de una casa en plena urbanización de parcelas en el campo entre Sevilla y Carmona.
Las jornadas vividas, incluida la de hoy, ya comienzan a estar marcadas por el viaje a Marsella. Ayer nos compramos un bolso de equipaje de mano, para meterlo en la cabina, y hoy nos hemos traído de la biblioteca unas guías de Marsella y la Costa Azul para ir abriendo boca y enterándonos de lo que allí nos espera.
Tras una vuelta a casa muy placentera, la tarde, supongo, se presentá tranquila. Quizás me vea una peliy luego a nadar un rato. Hoy, para los que quieran, toca partido de waterpolo, pero yo seguiré nadando.

martes, 2 de agosto de 2011

Día 20. Su cuerpo amarillo absorve sin más...

Buenos días de agosto. Un agosto, todo hay que decirlo, que ha comenzado con el pie torcido, ya que las nubes y el viento nos acompañan durante estas primeras jornadas del mes de veraneo por excelencia. Sí sé que te tengo olvidado, pero he pasado unos días sin ganas de contar nada al mundo. No es que haya estado con las pilas a medio cargar, sino que simplemente no tenía ganas o no he hayado el momento para comunicarme con el mundo.
Como decía al principio, comenzamos un nuevo mes dentro e mi periodo vacacional y, aunque aún queda, ya comienza a verse el final. Pero no quiero ser agonía porque aún quedan muchos días por delante y sería injusto que comenzara a quejarme cuando tengo practicamente un mes de vacaciones por delante. Un mes que va a estar marcado o condicionado por nuestra escapada a Marsella, nuestra primera salida internacional, si es que Portugal no cuenta. La verdad es que aún no estoy preparando mucho del viaje, sólo me he interesado por las maletas pequeñas de viaje, de estas que llevas en la cabina del avión para no tener que facturar el equipaje. Tenemos una en casa que nos regalaron en la agencia cuando concertamos nuestro viaje a Fuerteventura, pero necesitamos otra.
Mientras llega el día 16, cuando partamos al país vecino, hemos vuelto a la rutina diaria de la natación. Un nuevo mes que comenzó ayer y en el que se han sumado caras nuevas, entre ellas, la de mi hermano mayor, que se ha animado a nadar. Jornada aparentemente de cambios, ya que nos han cambiado al monitor. A Laura, la chica que nos ha estado instruyendo en el mes de julio lo ha sustituido, muy a su pesar, un chico, Ismael creo, que nos dio bastante caña ayer. Aunque. por lo que pude oir, no va a ser nuestro monitor fijo y puede que Laura vuelva a nosotros. La verdad es que el chico no lo hace nada mal, pero a Laura ya le habíamos cogido cariño, y éste puede mas que el perfeccionamiento. Veremos lo que pasa hoy.
Se me olvidaba, ayer compramos una planta en una tienda nueva de decoración que hemos descubierto en Dos Hermanas. Por dos euros, menos un céntimo, nos hemos traído a casa el que, si todo sale bien, será nuestro primer pepino cultivado. Sí, estamos experimentando con un tiesto con varias semillas, supuestamente de pepino, y tierra, de la que se supone florecerán estos frutos. Que crezcan o no, no te lo puedo asegurar, pero al menos lo vamos a intentar.
Bueno me despido porque hoy tenemos visita para almorzar. Ya os cuento.

viernes, 29 de julio de 2011

Día 16. Barbie debe morir

Buenos días, de nuevo, diario. De vuelta a casa tras cuatro días de desconoxión y sobredosis de playa. Aunque mi cuerpo diga hoy lo contrario, me ha sentado de lujo este parón estival en el que no he hecho practicamente nada. Por eso yo lo llamo desconexión en Doñana. Porque me marcho de acampada al camping del mismo nombre con una de las mejores playas prácticamente virgen de la zona y porque desconecto un poco de la vida en la ciudad. En medio del campo y con una playa al lado me he pasado practicamente todo el día bañándome, tomando algo de sol y leyendo mucho. Estos han sido los tres pilares de estos días de vacaciones, además de disfrutar de la compañía de una de las personas imprescindibles en mi vida para que los días, sean en Dos Hermanas o Doñana tengan sentido: mi marido.
He leído tanto que practicamente llegué a la playa con el libro La mano de Fátima, de Ildefonso Falcones, por la mitad y me lo he terminado en la playa. 350 páginas en tres días. Que se dice pronto, pero es parte de la terapia: tumbarme en aquel paraje perdido de la mano de la multitud, en el que sólo oigo el mar y los pájaros, y sumergirme en la lectura del libro en cuestión. En este caso, una trepidante historia sobre los enfrentamientos entre moriscos y cristianos en la Andalucía de finales del siglo XVI y principios del XVI a través del personaje de Hernando, un morisco que vive en primer plano esta situación, involucrándose en la conservación de los valores y las tradiciones moriscas en una sociedad en la que los cristianos querían barrer con todo. Un claro ejemplo, según el autor, de xenofobia en España.
Por lo demás, la estancia en el camping muy tranquila, nada que ver con los fines de semana. El ambiente entre semana es más familiar y apenas se oyen ruidos indeseables o sonidos molestos. El chip es distinto, en días laborables está gente que va al camping a descansar, a vivir sus vacaciones, suelen ser acampadas de estancia larga y, como decía, mas bien familias. Los fines de semana llegan toda esta patulea de indeseables que se van al camping como el que se va de fiesta, pensando que todo vale, y no es así.
Sólo un pequeño incidente, tampoco nada del otro mundo, ha enturbiado nuestra tranquilidad. Tras instalarnos el lunes en nuestra parcela, al día siguiente al volver de la playa vimos que nos habían desmontado la estructura que separa la parcela del resto y nos habían puesto unos pilares de madera donde antes no los había. Un hecho que nos dejó algo descolocado, ya que las parcelas colindantes estaban vacías, una zona que estaban reformando y pensábamos que nos teníamos que ir de allí. Tras comprobar la ineptitud del personal de recepción que no me supo decir qué estaban haciendo allí y por qué nos habían desmontado la parcela. Tuvimos que esperar hasta la mañana siguiente para que unos operarios, llegados del lejano Hinojos, nos dijeran que lo que estaban es cambiando la dirección de las parcelas.
En fin, que ayer volvimos a una Dos Hermanas muy caliente, muy hot(como diría Nacho Polo), para acudir a nuestra última clase de natación del mes de julio. Un día especial, en el que nadamos menos de lo habitual, ya que había preparada una cena para el final. Detalle del que no teníamos constancia, sobre todo, que cada uno tenía que llevar un plato. Aunque con las manos vacías, nos quedamos a probar los ágapes que habían preparado los compañeros, algunos de ellos delicatessen, sin faltar la repostería, con varias tartas y otros caprichitos. Ah, se me olvidaba, me entregaron una medalla por mis buenos méritos en el agua. En agosto mas.