miércoles, 20 de julio de 2011

Día 7. La Costa Azul nos espera

En la frontera entre el día 7 y 8 de mis vacaciones, y en mi cama, con la ventana abierta y el frescor de la noche entrando por ella, te dedico unos minutos para narrar la crónica de este día de vacaciones. Una jornada organizativa de lo que va a ser el mes de agosto en lo que a planificación de vacaciones se refiere.
La jornada ha comenzado temprano. Anoche dormimos mal y esta mañana hemos madrugado: había que renovar las clases de natación para el mes de agosto y a las 8 tenía a mi hermano llamando por teléfono y a mi hermana llamando a la puerta de casa. Tanto uno como los hijos de la otra se suman a las clases en el próximo mes. Unas sesiones que van a ser de lo más familiares de no ser porque los niños nadan en la hora de antes.
Con el bono ya renovado hemos vuelto a casa para prepararlo todo cara al almuerzo. Teníamos invitado: mi amigo Javier, quien venía a casa a almorzar y a preparar nuestra escapada de vacaciones en agosto. Esta tendrá lugar del 16 al 23 y sera, creo que ya lo puedo decir, a la Costa Azul, a Marsella. Una semanita en Francia surgida de improvisto y por culpa del abogado, quien creo que va a ser un buen cicerone para introducirnos en el pais vecino, sobre todo linguísticamente, ya que controla el idioma al haber estado viviendo allí varios años.
Ya tenemos los billetes de avión comprados y el apartamento reservado, ya que hemos optado por alquilar un apartamento por el precio y por la comodidad de poder entrar y salir cuando queramos sin controles de hora para las comidas, aunque tendremos que ser nosotros los que cocinemos.
No estoy acostumbrado a organizar viajes de esta manera. Nuestra escapada el año pasado a Fuerteventura fue todo por agencia y me pierdo y pone muy nervioso el hecho de buscar vuelos y que estos sean baratos,teniendo en cuenta como fluctuan los precios de uno a otro día. Luego la reserva de un piso que está a no sé cuantos kilómetros y de la que no tenemos que fiar de la profesionalidad de la página web en la que lo hemos contratado. Ya hemos entrado en contacto con la dueña vía mail, bueno, Javier y su francés, y nos ha respondido, ofreciéndose a asesorarnos cara al viaje en todo lo que pueda, sobre todo a la llegada a Marsella y el desplazamiento al piso. Esperemos que todo salga bien.
Con todo este ajetreo nos han dado las 7 de la tarde y nos hemos marchado a nuestra cita diaria con la piscina y la natación. Uno de los mejores momentos de mis jornadas estivales. Creo que me estoy aficionando a la natación: por el bienestar físico que me aporta y por el buen físico que creo me está dejando. Lo más seguro es que en otoño intente hacerme con una plaza en una de las dos piscinas cubiertas de la ciudad. Pero eso será en otoño. Buenas noches y hasta mañana.

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